Los seres humanos tenemos una virtud que no tiene los ríos o los arboles; cambiar de opinión echar marcha atrás en nuestras decisiones. Pero cuando esas decisiones que tomamos afectan a millones de personas hay que tener mucho cuidado con lo que se dice y con lo que se cambia.
Un clarísimo ejemplo de esto es los cambios de opinión que tiene Zapatero que cambia de opinión como quien cambia de calcetines o de ropa interior.
En solo unos meses pasa de decir no a decir si o viceversa. Algunos ejemplos de sus cambios de opinión son:
→ La reforma laboral: en un principio no era necesaria después solo se haría con la aprobación de los sindicatos, para finalmente hacerse sin aprobación de ésto ni de los ciudadanos
→ Cajas de ahorro: Un sistema financiero conocido por ser el mas solido del mundo, ha acabado siendo objeto del sexto decreto de reforma
→ Política energética: primero volcado totalmente en energías renovables, al no recibir estas ayudas prometidas, subir exageradamente el precio de la electricidad.
→ Centrales nucleares: primero en contra, y ahora a favor y podrán prorrogar su vida útil.
→ Cheque bebé prometerlo, ponerlo y luego quitarlo.
→ Subsidios de desempleo, prometerlos, y darlos solo se daba si se cumplían unos requisitos y durante un tiempo limitado, para quitarlo al poco tiempo
→ Congelar las pensiones
Y así con unas cuantas cosas mas.
No es que no se pueda cambiar de opinión, sino que cuando tienes el dinero, el futuro de millones de personas en tus decisiones no se pueden tomar a la ligera.
Es una vergüenza que alguien con esta falta de criterio de decisión este en el poder, que no sabe si va o viene, que no sabe decidir si quiere o no quiere, si no sabe si hay o no hay crisis cuando todos los indicadores económicos lo dicen. Y lo único que se le ocurre para rebatir es decir “ Nadie pudo prever la crisis”, nadie pudo, pero si tomar medidas a tiempo, y no estar mirando a Babia y proponiendo absurdeces que luego no cumpliría y luego cambiaría a la mínima de cambio.
Caerse esta permitido, levantarse es una obligación. Por mas que insistan en no dejarnos.
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